Medicamentos y alcohol: información sobre sus interacciones

Los medicamentos son compuestos químicos creados para prevenir, paliar o curar enfermedades. Estos productos han evolucionado notablemente con el paso del tiempo, de modo que hoy en día salvan muchas vidas.

Sirven incluso para ayudar a diagnosticar determinadas enfermedades. Ahora bien, pese a ser tan beneficiosos, no deben tomarse a la ligera. De hecho, cada vez son más los medicamentos que solo pueden consumirse bajo prescripción médica (con receta).

El uso incorrecto de los medicamentos puede producir una interacción medicamentosa (reacción entre 2 o más medicamentos, entre un alimento y un medicamento, etc.). Hablando precisamente de usos incorrectos: entre los problemas más comunes, está la mezcla de antibioticos y alcohol.

La interacción entre medicamentos y sus efectos

Cuando se produce una interacción, el medicamento en cuestión no hace el efecto que debe hacer, ya sea por la administración al mismo tiempo con otro medicamento, hierba medicinal, bebida, alimento o cualquier otra sustancia.

No obstante, también hay condiciones fisiológicas que pueden alterar el comportamiento de un medicamento determinado en nuestro organismo, como por ejemplo el embarazo o la insuficiencia hepática o renal.

En cualquiera de estos casos, podemos encontrarnos con los siguientes efectos indeseados:

  • El efecto del medicamento se multiplica, pudiendo llegar a darse una intoxicación.
  • La aparición inesperada de efectos secundarios como erupciones cutáneas, insomnio, nerviosismo, etc.
  • La disminución de los efectos, mermándose así su eficacia.

De ahí la importancia de que el paciente, o persona a su cargo, conozca perfectamente la medicación y la manera correcta de tomarla.

Cómo evitar una interacción medicamentosa o de cualquier otra clase

Como acabamos de explicar, es primordial conocer bien todos los medicamentos que estamos tomando, ya sean con receta o sin ella. Asimismo, debemos estar informados sobre los productos de herboristería.

Lógicamente, nuestro médico y nuestro farmacéutico son los mejores asesores en este caso, e insistimos en que debemos consultar con ellos cualquier posible duda. Sobre todo, durante la etapa de embarazo y lactancia, puesto que los medicamentos pueden afectar al feto y posteriormente al bebé a través de la leche materna.

Así pues, debemos tener especial cuidado con el consumo de los siguientes tipos de medicamentos, aunque los tomemos por prescripción médica: antiulcerosos, antiácidos, antieméticos, antihistamínicos, antitusígenos, broncodilatadores, laxantes, descongestionantes nasales, analgésicos, anticoagulantes y antiinfecciosos.

Sin duda, el alcohol nunca es recomendable, pero lo es aún menos cuando se está tomando cualquiera de estos compuestos.

Medicamentos en general y alcohol

Se trata de una combinación peligrosa, y no porque lo digamos nosotros. Todos estamos acostumbrados a leer esta advertencia en los prospectos. Ya hemos explicado que el alcohol puede disminuir los efectos d el medicamento en el cuerpo. Es más, en algunos casos incluso podría llegar a

anularlos, con el riesgo que ello conllevaría.

Por otro lado, la ingesta de alcohol mientras se está tomando medicamentos puede dar lugar a los siguientes efectos secundarios: dolor de cabeza, letargo, náuseas, vómitos, desmayos y pérdida de la coordinación.

Antibióticos y alcohol

Esta combinación puede provocar efectos secundarios del mismo estilo (mareos, somnolencia, malestar en el estómago, etc.). El problema puede ser mayor aún cuando se mezcla el alcohol con determinados antibióticos.

Nos referimos al metronidazol (comercializado como Flagyl), la trimetoprima (Bactrim), el tinidazol (Tindamax) y el sulfametoxazol. Con el alcohol y estos grupos de antibióticos, podría producirse también un aumento de la frecuencia cardiaca.

Además, el linezolid (Zyvox) interactúa incluso con la cerveza de barril y con el vino tinto. Cabe recordar en este apartado que algunos medicamentos básicos para el resfriado, así como los enjuagues bucales, contienen alcohol, por lo que debemos revisar la etiqueta siempre y evitarlos mientras estemos tomando antibióticos.

El consumo de alcohol en los más jóvenes

Por desgracia, este es uno de los grandes problemas a los que tienen que enfrentarse muchos padres de la sociedad actual. El consumo de alcohol suele empezar en la fase de la adolescencia y se va agravando a medida que los jóvenes van creciendo.

Tomar alcohol en exceso daña progresivamente las células cerebrales, lo cual puede desembocar en daño crónico a la memoria, el raciocinio y problemas de comportamiento. De ahí que la mayoría de adolescentes que beben alcohol con frecuencia tiendan a tener un mal comportamiento y rendimiento en clase y terminen sufirendo otros problemas.

Si a ello le añadimos que muchos de ellos suelen tener medicación de fondo, como por ejemplo broncodilatadores para el asma o antihistamínicos para las alergias, el asunto es más complicado aún.

Por todo lo expuesto en este artículo, debemos estar bien informados respecto al consumo simultáneo de alcohol y medicamentos, y ser consecuentes. En cuanto a los padres, además, hacer entender a nuestros hijos los problemas que el alcohol conlleva de por sí y vigilarlos, sobre todo en esta delicada etapa de la adolescencia.

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