
No extrañará a nadie conocer que el tiempo que dedicamos de media a las redes sociales es a todas luces excesivo. En números, según datos de MediaKix, vamos a acabar dedicando nada más y nada menos que seis años de nuestra existencia a revisar Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp o Youtube.
Dicho de otra manera, el mismo tiempo que emplearíamos si fuésemos seis veces de viaje a la luna, si la recorriésemos 32 veces, si escalásemos el Everest esas mimas veces o si corriésemos unas diez mil maratones. Cifras que dan miedo solo de pensarlas.
Porque mucho de este tiempo no solo es tiempo que se lo quitamos a otras cosas, sino que lanzamos completamente a la basura, dado que en un porcentaje muy elevado durante la mayor parte del tiempo en estas plataformas ni interactuamos, ni nos informamos, ni hacemos nada más allá de perder el tiempo.
Por redes, según un estudio de Mundoejecutivo.com, empleamos una media semanal de 4 horas y media Facebook, 3 horas y media a Youtube, algo menos de 3 horas a Instagram y, ojo, casi nueve horas a Twitter, donde la tasa de permanencia es la más grande, con diferencia.
El gran problema de todo esto es que, tal y como podía confirmar recientemente la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU, aquellas personas que consumen más de dos horas al día en las RR SS tienen una mayor probabilidad de acabar sufriendo problemas relacionados con la salud mental.
Algo a lo que se exponen muy especialmente los adolescentes, quienes llegan a pasar hasta nueve horas diarias conectados a internet, de las que la mitad se pierden en las redes sociales, gracias, en parte, al uso de los teléfonos móviles con acceso a la red de redes.
Sobre este asunto, un estudio publicado en el American Journal of Preventive Medicine, reveló que a más tiempo en las redes sociales, más solo se siente uno. Lo que unido a lo descubierto por el doctor Hugues Sampasa-Kanyinga, que reza que el uso diario durante más de dos horas a las rede sociales provoca trastornos mentales, convierte este asunto en algo capital.
Mesura y sentido común para con el uso de las redes sociales
Y es que, tal y como vienen certificando distintos estudios sobre el correcto uso de las redes sociales, todo lo que exceda de media hora de conexión a estas plataformas al día puede llegar a desembocar en algún tipo de adicción cuyas consecuencias serán imprevisibles de no poner cerco a este uso indiscriminado.
Aunque parezca lo contrario, usar las redes sociales en menor medida, nos hace más felices y hacerlo sin control nos lleva a una dependencia que, a la larga, se transforma en problemas psicológicos de primer orden que deben ser tratados médicamente. Para evitarlos, ya se sabe, mesura, cordura, sentido común y, como no puede ser de otra forma, normas con los más pequeños. No obstante, son estos los más vulnerables y susceptibles de acabar sufriendo algún trastorno que se podría haber evitado.
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